domingo, 29 de abril de 2007

Popol Vuh

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INTRODUCCIÓN
Popol Vuh, texto escrito en lengua quiché (grupo étnico de la familia maya) a mediados del siglo XVI por algún miembro de la citada etnia que ya había sido instruido por los españoles, en tanto que compuso la obra con caracteres del alfabeto latino. El Popol Vuh (cuya traducción aproximada sería Libro del Consejo o Libro de la Comunidad) supone un auténtico compendio de la cosmogonía y pensamiento quichés (y, por extensión, de la mitología maya) que posiblemente sólo habían perdurado por tradición oral.
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HISTORIA DEL MANUSCRITO
El texto manuscrito del Popol Vuh fue descubierto a principios del siglo XVIII por el religioso dominico español Francisco Jiménez mientras predicaba en la actual población guatemalteca de Santo Tomás Chichicastenango. El hallazgo se produjo en un convento franciscano adyacente a la iglesia de Santo Tomás de dicha localidad. Jiménez lo estudió, transcribió y tradujo al castellano bajo el título Libro del común. Posteriormente, el ejemplar fue localizado en España por el abate Brasseur de Bourbourg, quien lo tradujo al francés y publicó en 1861 en París. Con anterioridad había sido traducido al alemán por Carl Scherzer (1857). En la actualidad, el manuscrito del Popol Vuh se encuentra, incluido en la Colección Ayer, en la Biblioteca Newberry de Chicago (Estados Unidos). El erudito español Adrián Recinos comparó y corrigió las versiones existentes para elaborar una nueva traducción (1946), fruto de una ardua investigación y profundo conocimiento de la lengua original.
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CONTENIDO
El propio Recinos explica: “El documento... contiene las ideas cosmogónicas y las tradiciones de este pueblo, la historia de sus orígenes y la cronología de sus reyes, hasta el año 1550”. En efecto, el Popol Vuh está compuesto por cuatro partes que narran la creación del Universo y del hombre, la historia, las tradiciones y la cronología de los reyes quichés hasta 1550. A pesar de no haber tenido contactos con la civilización europea, los mayas quichés concibieron una explicación del nacimiento del mundo muy próxima a la que en el cristianismo proporciona el libro del Génesis.
Según el Popol Vuh, el mundo era nada hasta que los dioses, el Gran Padre (creador) y la Gran Madre (hacedora de formas) decidieron generar la vida. La intención de ambos era ser adorados por sus propias creaciones. Primero crearon la Tierra, después los animales y, finalmente, los hombres. Éstos fueron inicialmente hechos de barro, pero como el intento fracasó, el Gran Padre decidió extraerlos de la madera. No obstante, los nuevos hombres eran altivos, vanidosos y frívolos, por lo que el Gran Padre los aniquiló por medio de un diluvio. Pese a este suceso, los dioses no desistieron y, en una última tentativa, crearon a los hombres a partir de granos de maíz molidos y, de los cuerpos de aquéllos, a cuatro mujeres. Una vez constituidas otras tantas familias, los dioses, temerosos de que a sus criaturas pudiera tentarlas la idea de suplantarlos en sabiduría, disminuyeron la vista e inteligencia de los ocho. El Popol Vuh también relata las hazañas de dos hermanos gemelos, Hunahpú e Ixbalanqué, vencedores de las fuerzas malignas e hijos de una de aquellas mujeres que, pese a su virginidad, los concibió de manera milagrosa.
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Lenguas aborígenes de hispanoamérica

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INTRODUCCIÓN
Lenguas aborígenes de Hispanoamérica, lenguas que se hablaron o hablan en la América hispánica y que proceden de los pueblos precolombinos.
En Hispanoamérica se han hablado cientos de lenguas y dialectos aborígenes, pertenecientes a numerosas familias (troncos). Muchas ya han desaparecido, por los avatares de las conquistas y colonizaciones; otras han sobrevivido y están, en la actualidad, plenamente vigentes, como, por ejemplo, el náhuatl o azteca, el quiché, el quechua, el aimara, el guaraní y el mapuche. No son en absoluto lenguas “primitivas” —como se ha afirmado sin conocerlas en profundidad—, pues poseen estructuras que permiten a sus hablantes comunicarse expeditamente, al igual que cualquier ser humano del llamado “mundo civilizado”. Incluso, sus gramáticas son, en muchos casos, más elaboradas que las de distinguidas y difundidas lenguas indoeuropeas. En ellas se expresan, desde luego, las culturas que los aborígenes han creado y desarrollado desde hace milenios. No pocas permanecen todavía desconocidas, total o parcialmente, sobre todo las habladas por grupos tribales que habitan en las grandes selvas del continente.
Las lenguas aborígenes de Hispanoamérica han tenido un carácter predominantemente oral, pues sólo unos pocos pueblos (aztecas, mixtecos, mayas) habían logrado crear un sistema de escritura (básicamente pictográfica), el cual, a raíz de la conquista española y la consiguiente transculturación, cayó en desuso. Los misioneros católicos emplearon el alfabeto castellano al elaborar gramáticas (artes) y catecismos (el primero, en náhuatl, apareció en 1528), con el fin de facilitar la evangelización. Tan sólo en época reciente se ha intentado oficializar alfabetos para algunas lenguas (por ejemplo, para el aimara, en 1954 y 1969; para el quechua, en 1975), pero, en la práctica, con poco éxito. Los lingüistas, por su parte, utilizan sus propios sistemas de transcripción.
La población aborigen de Hispanoamérica es de 30 millones según cálculos aproximados. En Guatemala y Bolivia supera el 50% de la población total. México, Ecuador y Perú cuentan con grupos importantes; en cambio, en Panamá, Venezuela y Colombia los grupos son pequeños, tribales. En Chile los mapuches son alrededor de medio millón. En Paraguay predomina la población mestiza, y los aborígenes son, comparativamente, pocos. El único país donde no hay indígenas es Uruguay.
En relación al número de lenguas habladas en cada país, hay variación. Entre los países más multilingües figuran México (alrededor de 50 lenguas, pertenecientes a 10 troncos, como el yuto-azteca, el maya, el otomanque, el mixe-zoque, entre otros; en el pasado se hablaron unas 100), Guatemala (21 lenguas del tronco maya; además se habla caribe y xinca), Colombia (aproximadamente 70 lenguas, de los troncos arahuaco, chibcha, tucano y quechua, principalmente), Perú (66 lenguas, de los troncos quechua, arahuaco, panotacana y otros) y Bolivia (35 lenguas, de los troncos jaqi, arahuaco, panotacana, tupí guaraní y otros). En Chile, por el contrario, se han hablado comparativamente pocas: como máximo, 10 amerindias.
Aunque las lenguas de Hispanoamérica tendrían un origen común, dado que los antepasados remotos de las poblaciones aborígenes podrían haber emigrado a través del estrecho de Bering desde Asia a este continente (según postula la prehistoria de América) actualmente, y como resultado de cambios ocurridos en ellas durante miles de años, son, en la mayoría de los casos, mutuamente ininteligibles. Ello se evidencia, desde ya, en palabras de su léxico fundamental, como por ejemplo, madre se dice nan-tli (en náhuatl clásico), mama (en quechua), sy (en guaraní) y ñuke (en mapuche).
En su estructuración fonológica (véase Fonología), las lenguas presentan una gran diversidad. Al respecto, si se compara, por ejemplo, el quechua, el mapuche y el guaraní, los dos primeros poseen un sistema vocálico sencillo, sólo con vocales orales (cinco y seis, respectivamente); el último posee, además de seis vocales orales, seis nasalizadas, o sea, doce en total. En lo que respecta al consonantismo, el quechua se caracteriza por la presencia de series de fonemas oclusivos aspirados y glotalizados (eyectivos), desconocidos en mapuche y guaraní. Cabe destacar igualmente que en Hispanoamérica existen lenguas tonales, como, por ejemplo, el mixteco, el zapoteco y el otomí de México.
En cuanto a su estructuración morfológica, se registra también variedad, aunque muchas lenguas son polisintéticas y aglutinantes. En términos sencillos: en ellas se suelen formar palabras complejas, largas, constituidas por la unión (aglutinación) de varios elementos (morfemas), con significado léxico (raíces) y gramatical (categorías de número, persona, tiempo, aspecto, y demás; la categoría de género es poco frecuente), las cuales equivalen a oraciones de lenguas indoeuropeas. En ello se asemejan más a las lenguas ugrofinesas (finés, húngaro) y altaicas (turco). Los morfemas que expresan categorías gramaticales pueden prefijarse o sufijarse a la raíz (o raíces). Los infijos son poco frecuentes.
He aquí algunos ejemplos de polisíntesis y aglutinación:
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NÁHUATL HUASTECA
ni-k-on-ita-s: ‘yo lo veré allá’.
Los morfemas constituyentes de la palabra significan: ni- : 1ª persona singular -k- : a él, lo -on- : allá -ita- : raíz verbal ver -s : futuro
El náhuatl huasteca es prefijador y sufijador.
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QUECHUA
jamu-wa-rqa-nki-chu: ‘¿viniste por mí?’
Los morfemas constituyentes de la palabra significan: jamu : raíz verbal venir -wa- : tú me, tú a mí -rqa- : pasado simple -nki- : 2ª persona singular -chu : interrogativo
El quechua es sufijador.
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AIMARA
uta-ja-nka-sk-t-wa: ‘estoy (actualmente) en mi casa’.
Los morfemas constituyentes de la palabra significan: uta- : raíz nominal casa -ja- : posesivo de 1ª persona singular -nka- : estar (en) -sk- : continuativo. Expresa que la acción o estado continúa -t- : 1ª persona singular -wa : afirmación
El aimara es sufijador.
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MAPUCHE
mütrüm-tu-a-fi-ñ: ‘lo/la voy a llamar otra vez’.
Los morfemas constituyentes de la palabra significan: mütrüm- : raíz verbal llamar -tu- : iterativo. Expresa repetición, reiteración de la acción -a- : futuro -fi- : a él, lo; a ella, la -ñ- : 1ª persona singular de modo indicativo
El mapuche es sufijador.
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LENGUAS INCORPORANTES
Es también característica de estas lenguas aborígenes la llamada incorporación, la cual consiste en introducir en una forma verbal el objeto directo de la acción, expresado éste por una raíz o por un afijo. Cuando se dice, en mapuche, katrü-mamüll-me-a-n, ‘voy a ir a cortar leña’, mamüll, ‘leña’ está incorporado. En mütrüm-tu-a-fi-ñ, el sufijo -fi- expresa el objeto directo. En el primer ejemplo en náhuatl huasteca, que se ha visto antes, lo hace el prefijo -k-.
Debido a tal procedimiento, las lenguas son llamadas incorporantes. (Véase Clasificación de las lenguas)
Desde los primeros momentos del descubrimiento, los españoles entraron en contacto con las lenguas aborígenes de los troncos arahuaco (o arawak) y caribe (o karib). Se hablaban entonces, en las Antillas Mayores, variedades del subgrupo taíno (o nitaíno) del primero. El taíno propiamente dicho era hablado en Cuba y La Española (Santo Domingo y Haití); el borinquén, en Puerto Rico; el yamaye, en Jamaica y, en las Bahamas, se hablaba el lucaya. En las Antillas Menores se hablaban el eyeri (o allouage), el nepuya, el naparina y el caliponau (usado por las mujeres de las tribus caribes). En las Antillas Menores también se hablaban dialectos del caribe. Ninguna de aquellas lenguas ha sobrevivido.
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TRONCOS LINGÜÍSTICOS
Algunos de los troncos lingüísticos más importantes de Hispanoamérica son:
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Tronco yuto-azteca
Comprende nueve subgrupos y más de 16 lenguas, habladas en Estados Unidos y México. La más importante es el náhuatl o azteca, que cuenta, en el presente, con más de un millón de hablantes. Su nombre proviene del verbo nuhuati, ‘hablar alto’. Náhuatl significa ‘sonoro’, ‘audible’. También ha sido llamada nahua, nahoa, nahualli, mexihca (‘mexicano’) y macehualli (‘campesino’). Posee varios dialectos, como el náhuatl huasteca (en los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz y en parte de Puebla), el náhuatl septentrional de Puebla (norte del estado de Puebla), el náhuatl tetelcingo (en la ciudad de Tetelcingo y sus dos colonias, Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas, en la municipalidad de Cuautla, Morelos, México). En Guatemala y El Salvador se habla náhuatl pipil. El dialecto que cuenta con más hablantes es el náhuatl huasteca (350.000).
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Tronco maya
El maya no es una lengua, sino un tronco que comprende alrededor de 30 lenguas, las cuales son habladas desde el istmo de México hasta Honduras. En el occidente de México están vigentes el tzeltal, el tzotzil, el tojolabal, el yucateco y otras. Sin embargo, la mayoría de ellas (21) se habla en Guatemala, de las cuales cabe consignar, en primer lugar, el quiché (la lengua del Popol Vuh); en seguida, el mam, el kakchikel, el pokomam, el k´ekch´i, entre otras. El quiché se habla en el oeste del país, por cerca de medio millón de personas. Presenta, eso sí, muchos dialectos (14). El mam tiene también alrededor de medio millón de hablantes, y el kakchikel, unos 350.000. El conjunto de las lenguas mayas es hablado por más de dos millones de personas.
7.3

Tronco quechua
Para algunos estudiosos es una sola lengua con variedades dialectales; para otros, un conjunto de lenguas (21), algunas mutuamente ininteligibles. Originario de la región del Alto Apurímaq y del Urubamba, se difundió por un vasto territorio y es hablada desde el sur de Colombia (Intendencia de Caquetá, Comisaría de Putumayo), Ecuador (provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay, norte de Loja y Napo y Pastaza), Perú (en la mayoría de los departamentos, exceptuando Tumbes, Piura, La Libertad, Tacna y Madre de Dios), Bolivia (departamentos de Cochabamba, Chuquisaca, Potosí, este de Oruro y norte de La Paz) y Argentina (Santiago del Estero).
Aunque los incas conquistaron Chile y, a la llegada de los españoles, el quechua era comprendido, por ejemplo, en los valles del norte, no logró entronizarse. Atestiguan su presencia los topónimos y algunos préstamos léxicos en el mapuche.
El quechua tiene todavía millones de hablantes. Se estima que, en Ecuador, hay más de un millón y medio; en Perú, más de tres millones, y, en Bolivia, más de un millón y medio. En Argentina son sólo algunos miles. La cifra total debe ser de, aproximadamente, unos siete millones.
7.4

Tronco tupí-guaraní
Comprende alrededor de 40 lenguas y dialectos, hablados también en un vasto territorio, en Brasil, Paraguay, Uruguay (en el pasado), noreste de Argentina y oriente de Bolivia. Muchos ya se han extinguido. La lengua más importante es el guaraní paraguayo, hablado actualmente por la mayoría de la población del Paraguay.
7.5

Tronco arahuaco (o arawak)
Comprende alrededor de 80 lenguas y dialectos, que han sido hablados, en el pasado, en Florida y las Antillas y, actualmente en las Guayanas, Venezuela, Colombia, Brasil, hasta las estribaciones de los Andes peruanos. La mayoría de sus hablantes forma parte de pequeños grupos tribales.
7.6

Tronco caribe (o karib)
Comprende más de 60 lenguas y dialectos, que han sido hablados, en el pasado, en las Antillas Menores y, actualmente, en las Guayanas, en las cuencas del Orinoco y del Amazonas, desde las costas colombianas del Pacífico hasta el Pará en Brasil. También en este caso los hablantes forman parte de grupos tribales.
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PRÉSTAMOS AL ESPAÑOL
Las lenguas aborígenes han contribuido —y siguen contribuyendo— al español de América principalmente con léxico, a saber:
Del arahuaco de las Antillas: batata, bohío, caimán, caníbal, canoa, carey, colibrí, enaguas, hamaca, iguana, maíz, sabana, tiburón, etc. Por no haber quedado documentadas las lenguas, ya extinguidas, no se puede saber cuál era la forma original de las palabras. Las transcripciones que hicieron los conquistadores no fueron exactas.
Del caribe de las Antillas: cacique, huracán, piragua, tabaco, con respecto a las transcripciones sucede lo mismo que en el caso anterior.
Del náhuatl: aguacate (de yeca-tl), cacaquate (de tlal-cacaua-tl: ‘tierra cacao’), cacao (de cacaua-tl), camote (de camo-tl), coyote (de coyo-tl), chile, ‘ají’ (de chi-li, ‘rojo’), chocolate (de chocola-tl), mole, ‘salsa’ (de mol-li), tamal, ‘empanada de maíz’ (de tamal-li), tiza (de tiza-tl), tomate (de toma-tl), zopilote (de tzopilo-tl).
Del quechua: cancha (de kancha: ‘recinto’, ‘patio’, ‘empalizada’), cocaví (de kokau: ‘provisión’, ‘víveres para el viaje’), callampa (de k´allampa: ‘hongo’), cóndor, (de kuntur), china (de china: ‘hembra de los animales’, ‘sirvienta’), quaqua (de wawa: ‘niño de teta’), humita (de huminta), puma (de puma: ‘león’, ‘gato montés’), vicuña (de wikuña), vizacacha (de wisk´acha).
Del mapuche: cahuín, (de kawiñ: ‘junta’, ‘reunión que terminaba en borrachera’), curiche (de kurü: ‘negro’ y che: ‘gente’), chopazo (de chope: ‘palo puntiagudo’, ‘barreta de madera para cavar la tierra’), pololo (de pülü: ‘mosca’, pülü-lu: ‘quien vuela o zumba como mosca alrededor’).
Del guaraní: ananá(s), jacarandá, jaquar, ñandú, ombú, tapir, tucán, yacaré.
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Bonampak

Bonampak
Bonampak, antigua ciudad maya situada en la selva del norte de Chiapas, en México, que fue descubierta en 1946 por el fotógrafo explorador Gilles Healey guiado por los indios lacandones. Bonampak, que data de finales del periodo clásico (siglos VII-VIII d.C.), comprende los vestigios de nueve edificios, así como diversos altares y estelas en bajorrelieve.
La ciudad es conocida principalmente por su conjunto de pinturas murales, entre las más destacadas de la América precolombina; de ahí el nombre que le dieron los arqueólogos (en maya, Bonampak significa ‘muros pintados’). Datan del siglo VIII d.C. (entre los años 785 y 790 aproximadamente), según rezan las inscripciones jeroglíficas de los muros. Las pinturas están realizadas sobre un aplanado de cal, y en ellas se usaron pigmentos de origen mineral: los rojos y rosados se obtuvieron a partir del óxido de hierro; el amarillo y los ocres proceden de la limonita; el negro, del carbón, y el azul es una mezcla de tinte añil y arcillas.
Los frescos se sitúan en tres salas de uno de los edificios y relatan una batalla: en la sala número I se narran los preliminares de la contienda, y destaca especialmente el conjunto de los músicos y danzantes; la batalla se desarrolla en la sala número II, con el extraordinario conjunto de la entrega de los cautivos y el fantástico escorzo de uno de los prisioneros moribundos, y por último, el sacrificio final, en la número III.
Sobresale por encima de todo el dominio de la técnica empleada: según Agustín Villagra Caleta, a quien el gobierno mexicano encargó el estudio de los frescos, el autor o autores del conjunto ejecutaron los trazos de las figuras directamente sin retoques. Bonampak sorprende también por la cantidad de personajes allí reflejados; toda la sociedad maya: el señor del lugar, representado junto a sus dos mujeres, niños, criados, bailarines y músicos disfrazados de animales acuáticos, asambleas de altos dignatarios cargados con sus pesados adornos emplumados, de guerreros vestidos con pieles de jaguar, escenas de batallas, sacrificios humanos, prisioneros moribundos, procesiones, escenas familiares de la vida cotidiana… Su naturalismo constituye un elemento importante para el conocimiento de los ritos, la vida cotidiana y el arte mayas.
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lunes, 9 de abril de 2007

Dos presentaciones de “cosmogonía quiché”

Ah Mun: dios del maíz. Se le representa como un joven que lleva una mazorca de maíz.

Ahau Kin: dios del sol. Se le representa como un viejo de ojos cuadrados.

Ah Muzenkab: dios de las abejas y la miel.

Bolon Dzacab: dios relacionado con los linajes reales.

Buluc Chabtan: dios de la guerra y de los sacrificios humanos.

Chac: dios de la lluvia. Se le representa como un anciano con un ojo de
reptil, una nariz larga enrollada y dos colmillos. Aparece con frecuencia en la decoración, debido a la importancia de la lluvia para las cosechas.

Chac Bolay: dios jaguar del inframundo.

Ek Chuach: dios de los mercados. Se le suele representar, entre otras cosas, con una bolsa a la espalda.

Itzamná: dios del cielo.

Ix Chel: diosa luna.

http://www.meta-religion.com/Religiones_antiguas/Mesoamerica/dioses_mayas.htm


Cosmogonía

Dioses mayas
La principal deidad de los mayas era Hun Ab Ku; Hun siendo uno, Ab solo y Ku Dios. Que estaba sobre todos los dioses, muy pocos atributos se le conocen, pues se le consideraba como incognoscible (no conocido).
Los Dioses mayas son el equivalente a los ángeles del cristianismo o a los Devas de la india milenaria.

Itzamná: Dios de la Sabiduría, inventor de las ciencias y conocimientos. Es una viva representación del Padre que está en secreto, del real Ser que cada uno lleva en su interior, Dios como padre es sabiduría y como madre es amor.

Ak Kin: Dios del Sol. Los mayas, egipcios, incas, aztecas, etc. fueron adoradores del Sol, tomando a este como símbolo del Cristo cósmico, de esa fuera que hace que vivan los mundos, los soles, las estrellas, el átomo. Es esa fuerza que deberemos encarnar todos a través de vivir el precepto Amor a la humanidad.

Ix U: Diosa de la luna. Es obvio que si está representado el principio eterno masculino, también debe estar indudablemente el principio eterno femenino, Dios Madre, ella siempre estuvo asociado a la luna, símbolo de la feminidad, del Amor, de la ternura, de la no violencia.

Kauil: Dios del fuego. Los mayas conocedores de la anatomía oculta del ser humano, asociaban el elemento fuego con variadas cosas, entre ellas, El fuego sagrado interno, la fuerza espiritual que debemos adquirir antítesis de la ira.

Chaac: Dios del Agua. Los mayas no desconocían que la naturaleza no es algo meramente mecánico, sino que estaba regido por principios inteligentes superiores (Devas, dioses, ángeles, etc.) el elemento agua es obvio que se encuentra regido por inteligencias como Tlaloc entre los aztecas, Chaac entre los mayas. Además lo relacionaban con las aguas internas del ser humano (la energía creadora).

Xaman Ek: La Estrella Polar. Cada astro, cada planeta, cada estrella, tiene su dirigente que mantiene su órbita, curso, etc. en orden para que exista una armonía y equilibrio en el cosmos, por ello los mayas consideraban cada estrella como un ser viviente, veían en la misma naturaleza a la Divinidad.

Yum Cimil: Dios de la Muerte. La muerte reviste diferentes significados, entre los mas importantes es el de morir en sí mismo, sus defectos psicológicos, sus pasiones animales, el orgullo, la pereza, la gula, la envidia, etc., además por supuesto de los estados post mortem.

Yum Kaax: Dios del Maíz.- La naturaleza no es algo muerto, está regida por principios inteligentes superiores, cada planta, cada animal, cada mineral, tiene su propio elemental, y este a su vez esta regido por seres superiores.

Ek Chuac: Dios del Comercio. Cada actividad humana, es para los mayas dirigida por fuerzas superiores. Es así para todos los pueblos del mundo, como los hebreos que dividen en 7 grupos sus actividades y colocan un regente para cada grupo.

Ixtab: Diosa del Suicidio.- Es obvio que no hablan de una divinidad para los que escapan por la puerta falsa, para los cobardes. Más bien se refieren a morir en sus pasiones, lujurias, orgullos, miedos, etc., es pues esta representación de la divinidad que auxilia al aspirante al conocimiento a desintegrar sus Yoes-defectos que carga en su interior.

Ixchel: Diosa de la Medicina.- Consorte de Itzamná (dios principal), era diosa del tejido, de los partos, de la luna. Es el símbolo perfecto del eterno principio femenino divinal.

Dios serpiente: La Serpiente entre los mayas, así como los aztecas, era símbolo de la sabiduría que debemos de adquirir a través del trabajo interior, solo cuando hayamos adquirido la sabiduría podremos ser tragados por al águila del espíritu.

http://www.samaelgnosis.net/revista/ser25/capitulo_11.htm

De la lengua Quiché:

La palabra "Quiché" quiere decir "abundancia de árboles". Descomponiéndose en "q'ui", "muchos" y "che' ", "árboles". Es lengua de raíz mayense hablada por el grupo étnico del mismo nombre en Guatemala.
El idioma "Quiché" utiliza 29 signos gráficos. Doce representan sonidos propios; son: b, c', ch (saltillo), k, k', q', t’ tz, tz’, w, x.La "b" requiere de un sonido explosivo globalizado. Ejemplos: en la palabra "baluc" (cuñado).
Otras traducciones

Ri sirve de artículo.
nabi'al significa primero. Acá es el primogénito.
Observe el posesivo wixoquil: la w indica mía.
Según el lugar, hay cambios: por ejemplo, en otros lugares, en vez de quepé, dirán capé.