Al igual que otros países de América, el nuestro ha sido y es multilingüe, pero en menor proporción. En el presente sobreviven -en diferentes condiciones- solo cuatro en Chile continental (aymara, quechua, mapuche y kawesqar) y una no amerindia en la Isla de Pascua (rapanui); seis se han extinguido (chango, atacameño, diaguita , selk'nam, yagan y chono), algunas prácticamente sin dejar huellas.
Sobre la existencia de varias lenguas en el territorio informa, tempranamente, el cronista Gerónimo de Bibar (1558). Los valles de Atacama, Copiapó, Huasco, Coquimbo, Limarí y Combarbalá hasta el de Aconcagua poseían sus propias lenguas, no habiendo grandes diferencias entre algunas de ellas. Así, refiriéndose a los habitantes del valle de Huasco, expresa: "Estos yndios difieren de la lengua de Copiapo como byscainos e navarros" (Vibar, 1979:40) Es decir, presentaban diferencias dialectales no muy pronunciadas. Desgraciadamente, no quedaron documentadas.
Como consecuencia de la conquista incaica, el quechua era entendido en dichos valles. Por ello, según Vibar, cuando Pedro de Valdivia llegó al valle de Copiapó ordenó a la gente de a pie y a los yanaconas que hablaran en esa lengua a los aborígenes locales, los cuales huían ante la presencia de los españoles. "Luego el capitan de los yndios - escribe -, quando oyo la boz y entendio la lengua del Cuzco - puesto qu'es de la suya muy diferente, porque en toda la tierra y provincias de Indias cada XX y XXX leguas difieren los lenguajes - entendiola, porque avian tratado con yndios del Cuzco (porque tenian a las diez y ocho leguas del valle de Copiapo un pueblo ... de yndios del Cuzco), y como con ellos tratavan, entendia la lengua este capitan y otros muchos" (Vibar, op.cit.: 30).
Respecto del resto del territorio, el cronista da testimonio de la homogeneidad del lenguaje. Refiriéndose a la zona de Aconcagua escribe: "La lengua d'estos valles no difiere una de otra" (op.cit.:51). Los promaucaes, situados a siete leguas al sur de Santiago, por su parte, "son de la lengua y traxe de los de Mapocho" ( op.cit.: 165). La población que habitaba entre los ríos Itata y Toltén hablaba la misma lengua de la comarca de Santiago. Más al sur, los habitantes de Valdivia " difieren vn poco en la lengua a las demas provincias que tengo dichas" (op.cit.: 190). Por último, de la gente de la Isla de Chiloé afirma que "la lengua difiere vn poco " (op.cit.: 249).
De esa primera e importante crónica se infiere, pues, que, al iniciarse la conquista de nuestro país, había más diversidad idiomática en la zona norte y que, en la mayor parte del territorio conocido hasta entonces se hablaba una sola lengua, con pocas diferencias dialectales, lo cual fue corroborado posteriormente. De las lenguas de los valles del norte, mencionadas por Vibar, no ha sobrevivido ninguna. Tampoco la de los changos de la costa.
Sobre la existencia de varias lenguas en el territorio informa, tempranamente, el cronista Gerónimo de Bibar (1558). Los valles de Atacama, Copiapó, Huasco, Coquimbo, Limarí y Combarbalá hasta el de Aconcagua poseían sus propias lenguas, no habiendo grandes diferencias entre algunas de ellas. Así, refiriéndose a los habitantes del valle de Huasco, expresa: "Estos yndios difieren de la lengua de Copiapo como byscainos e navarros" (Vibar, 1979:40) Es decir, presentaban diferencias dialectales no muy pronunciadas. Desgraciadamente, no quedaron documentadas.
Como consecuencia de la conquista incaica, el quechua era entendido en dichos valles. Por ello, según Vibar, cuando Pedro de Valdivia llegó al valle de Copiapó ordenó a la gente de a pie y a los yanaconas que hablaran en esa lengua a los aborígenes locales, los cuales huían ante la presencia de los españoles. "Luego el capitan de los yndios - escribe -, quando oyo la boz y entendio la lengua del Cuzco - puesto qu'es de la suya muy diferente, porque en toda la tierra y provincias de Indias cada XX y XXX leguas difieren los lenguajes - entendiola, porque avian tratado con yndios del Cuzco (porque tenian a las diez y ocho leguas del valle de Copiapo un pueblo ... de yndios del Cuzco), y como con ellos tratavan, entendia la lengua este capitan y otros muchos" (Vibar, op.cit.: 30).
Respecto del resto del territorio, el cronista da testimonio de la homogeneidad del lenguaje. Refiriéndose a la zona de Aconcagua escribe: "La lengua d'estos valles no difiere una de otra" (op.cit.:51). Los promaucaes, situados a siete leguas al sur de Santiago, por su parte, "son de la lengua y traxe de los de Mapocho" ( op.cit.: 165). La población que habitaba entre los ríos Itata y Toltén hablaba la misma lengua de la comarca de Santiago. Más al sur, los habitantes de Valdivia " difieren vn poco en la lengua a las demas provincias que tengo dichas" (op.cit.: 190). Por último, de la gente de la Isla de Chiloé afirma que "la lengua difiere vn poco " (op.cit.: 249).
De esa primera e importante crónica se infiere, pues, que, al iniciarse la conquista de nuestro país, había más diversidad idiomática en la zona norte y que, en la mayor parte del territorio conocido hasta entonces se hablaba una sola lengua, con pocas diferencias dialectales, lo cual fue corroborado posteriormente. De las lenguas de los valles del norte, mencionadas por Vibar, no ha sobrevivido ninguna. Tampoco la de los changos de la costa.
www.c5.cl/eural/tht/material_th2/dia_1_word/modulo_II/web/navegar_en_seco/lenguas.htm